Tuesday, December 17, 2013

I

En pleno verano La Plata es un horno.
Pero hay una cosa que todos conocemos llamada GUSTO, placer.
El placer de pegarse una ducha con agua fría, de comer con hambre, cómo negar ese hambre que sigue a las madrugadas de calor, de verano con olor a primavera, el olor de las flores del velorio, los interminables cigarrillos y los paseos por la vereda, las andadas en bici y las noches en el bosque, en el campo, o en tu cuerpo, una especie de desquite que siempre se siente en esos momentos, y que yo nunca me niego porque me sentiría hipócrita.
Me gusta pensar que vas a conseguir una novia, que toca el trombón, y juntos van a ir a la parrilla (yo jamás hubiese ido a la parrilla), vas a ser el primero en hacer un chiste y tragártelo de costado con medio chorizo, seguro van a ir juntos, se van a beber un litro de vino y acabar con achuras. Carajo, como si los estuviera viendo! Me acuerdo de tantas cosas...
La vida que nos fue juntando a los dos aunque como siempre llena de huecos, de momentos que compartimos juntos y que asoman en el recuerdo, tantos años, broncas y amoríos.
Me cuesta separarme del recuerdo. Y entonces en las primeras horas, tal vez, es menos duro sentir irrevocablemente la ausencia de tus abrazos, y de guirnaldas verbales, siempre ocupándote de poner las distancias... Y el silencio
de la casa a oscuras, a penas el reloj escucho, una bocina a lo lejos, porque el barrio es tranquilo. Es bueno pensar que todo es así, como es.
Que abandonándonos de a poco a un sopor sin imágenes, me estiro con mis lentos gestos de gatita mimosa, una mano perdida en la almohada húmeda de lágrimas, la otra junto a la boca antes del sueño.
Te extraño
imaginarte me hace tan bien.
Siento que el hoy está cesando para volverse ayer, y la luz en los visillos no va a ser la misma que va saliendo en forma de ropa con los velos mezclándose sobre la cama del llanto rabioso...


...una última inútil protesta contra todo lo que todavía tenía que venir.

Thursday, December 12, 2013

II

Yo no estaba preparada para dejar de vivirte. Ahora las calles son laberintos...





Ahora la luz de la ventana va a llegar antes que nadie. Antes que los recuerdos disueltos en el sueño y que solo confusamente se abren paso en la última modorra.
A solas.
Sabiendo a gusto de realmente a solas.
En esta cama y en esta pieza, en este día que empieza con otra dirección, creo que ahora podría llorar abrazada a la almohada sin que vinieran a calmarme, dejándome agotar el llanto hasta el final y solo mucho después con un semisueño de engaño, reteniéndome en el ovillo de las sábanas. El hueco del día empieza a llenarse de café, o frutas, o cualquier otra cosa, de cortinas corridas, de tu voz telefonéando con noticias sobre girasoles, caballos, que sí que no...
Aceptar o no, da lo mismo. Sé las respuestas que las cosas y el paso de la mañana van dando, entrar pasivamente en el almuerzo o en un comentario sobre las huelgas, los saqueos, no sé, qué sé, qué no sé, contestar el teléfono, la ciudad afuera, el campo, las cinco y media, cinco y cuarenta, y ocho, como hojear un álbum o ver una película, las imágenes y las palabras una tras otra rellenando el vacío. La siesta en las piezas desnudas que huelen a verano, la oscuridad contra las sábanas un poco ásperas, el atardecer en el dek y la fogata contra los mosquitos, la cercanía, hasta el silencio que tu voz rompe siempre a tiempo. La radio prendida,
todo tan previsible,
todo esta, como quieto,
como de alguna manera congelado en su propio movimiento, en su olor, en su forma. 

Monday, December 9, 2013

III

Sos un muerto que quise y que esta ahí, que ya me exaspera nombrar con palabras de papel, que cortan, lo hago por quenosé, que sé muy bien que es, quizá por si esto o cualquier cosa sirva de algo, me ayudará a curarme o a morirme, a que vuelvas a buscarme, o simplemente a sentir que fin que todo era mentira, que solo sueño con vos y que a vos vaya a saber por qué te agarra un poco más a los tobillos de otra, otra muerta. Es lo que vos pensas, qué otra cosa podrías pensar a menos que también te haya pasado con alguien, pero nadie me habla de cosas así y tampoco lo espero de vos, simplemente tenía que decirlo y esperar, decirlo y otra vez acostarme y vivir como cualquiera, haciendo lo posible por olvidarme que seguís ahí, que nada termina porque mañana o el año que viene voy a despertar sabiendo como ahora que estás vivo, que me buscaste una vez porque esperabas algo de mi, y que no puedo hacer más nada, porque estás enfermo, porque te estas muriendo.